Mes de María 2021 – “La esperanza esta en ti”

Todos, en diferentes niveles, grados y circunstancias hemos padecido un tiempo difícil. No cabe duda de que hemos sufrido, pero también nos hemos reencontrado, quizás con seres queridos, tal vez con amistades nuevas, o simplemente vivido un tiempo de mayor silencio e introspección. La pandemia del Covid-19 ha durado más de lo que esperábamos e incluso hubiéramos imaginado. Hoy es posible decir que la situación es otra. Hemos vuelto a las calles y a la vida como la conocíamos. Hay cosas que no han cambiado. Probablemente ya lo harán o eso esperamos. Hay otras cosas que nos han permitido mirar la vida con ojos nuevos, con los ojos de lo esencial. En todo aquello la pregunta por Dios es siempre necesaria y pertinente. ¿Qué ha sido del Dios escurridizo de Jesús, en medio de estas tempestades? Seguro que andaba sanando y consolando; no cabe duda de que alimentando ollas comunes y compartiendo oraciones a distancia. Con certeza encontró un tiempo propicio para entrar en nuestros hogares, riendo con nosotros, enseñando a algunos el arte de la cocina, reeducándonos en el perdón y la experiencia sublime de la comunidad doméstica. Así, con sus más y sus menos; entre lutos y celebraciones, con la esperanza atenta y vigilante en un proceso político importante que estamos vivenciando; con ardor en el corazón, como los discípulos de Emaús, por salir, pasear, compartir o simplemente estar con los amigos y la familia… así nos encuentra el mes de María. De este modo, en el vaivén de un tiempo movedizo y de profundas transformaciones volvemos la mirada y el espíritu hacia la madre de la ternura y la discípula fuerte del Magnificat. Que este mes bendito sea, sobre todo, madurez en el camino espiritual y dedicación al rostro empobrecido de quienes claman a Dios por un tiempo nuevo y que junto con la “Madre de los cansados” rezan con esperanza “me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 48). Se propone para acompañar el mes, un esquema simple, con el cual esperamos más bien suscitar la reflexión y el silencio. Que este mes pueda ayudarnos a descansar en María para salir en misión, esto es al encuentro de los hermanos y hermanas para compartir la vida y alimentar la esperanza. Con el corazón atento, desde una mística de ojos abiertos y con los pies en el suelo –como María, para invocar al– como también lo hacía María; les deseamos el mejor de los meses. • Invocación a María • Lectura Bíblica • Reflexión breve • Para la meditación personal y/o comunitaria • Conclusión abierta

PEDRO PABLO ACHONDO TE

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