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El Domingo Digital

20 de agosto: San Bernardo, abad, d. (MO). Blanco.

20 de agosto: San Bernardo, abad, d. (MO). Blanco.

Chile San Pablo |

Leccionario Santoral: Ecli 15, 1-6; Sal 118, 9-14; Jn 17, 1. 20-26.

LECTURA Jc 9 , 6-15

Lectura del libro de los Jueces.

Se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a pro­clamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém. Cuando le llevaron la noticia a Jotám, éste se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: «Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes: Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernara. En­tonces dijeron al olivo: “Sé tú nuestro rey”. Pero el olivo les respondió: “¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árbo­les?”. Los árboles dijeron a la higuera: “Ven tú a reinar sobre nosotros”. Pero la higuera les respondió: “¿Voy a renun­ciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?”. Los árboles dijeron a la vid: “Ven tú a reinar sobre nosotros”. Pero la vid les respondió: “¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?”. Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: “Ven tú a reinar sobre nosotros”. Pero la zarza respondió a los árboles: “Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los cedros del Líbano”». Palabra de Dios

Comentario: El Autor presenta una fábula donde critica al sistema monárquico impe­rante. Los árboles expuestos, como el olivo, la higuera y la vid, no aceptan renunciar a sus frutos con los que alegran la vida de los humanos, para controlar y gobernar sobre los demás. En cambio, la zarza sí. Es decir, los primeros árboles dan vida, frutos, y la zarza solo amenaza de muerte.

SALMO Sal 20, 2-7

R. ¡El rey se regocija por tu fuerza, Señor!

Señor, el rey se regocija por tu fuerza, ¡y cuánto se alegra por tu victoria! Tú has colmado los deseos de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios. R.

Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito y pones en su cabeza una corona de oro puro. Te pidió larga vida y se la diste: días que se prolongan para siempre. R.

Su gloria se acrecentó por tu triunfo, Tú lo revistes de esplendor y majestad; le concedes incesantes bendiciones, lo colmas de alegría en tu presencia. R.

ALELUIA Heb 4, 12

Aleluia. La Palabra de Dios es viva y eficaz; discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Aleluia.

EVANGELIO Mt 19, 30—20, 16

Evangelio de nuestro Señor Jesucris­to según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los prime­ros. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo». Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: «¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?». Ellos les respondieron: «Nadie nos ha contratado». Entonces les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña». Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: «Llama a los obre­ros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los prime­ros». Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: «Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a no­sotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada». El propietario respondió a uno de ellos: «Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?». Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Palabra del Señor.

Comentario: Jesús anuncia que los pri­meros serán los últimos…, es decir, aquel que crea que es el más grande ha de ser el “servidor”. Tres son las cosas que impiden estar al “servicio” del prójimo: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Sin duda que seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio, porque implica tener la disposición de “servir”. Pero si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, debes comportarte como el último, o si te da bienes, debes esforzarte en compartir a los otros.

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