Leccionario Santoral: 1Cor 1, 26-31; Sal 111, 1-9; Mt 9, 35-38.
LECTURA Zac 2, 5-9. 14-15
Lectura de la profecía de Zacarías.
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir. Entonces le pregunté: «¿A dónde vas?». Él me respondió: «Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo». Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella. Yo seré para ella –oráculo del Señor– una muralla de fuego a su alrededor, y seré su Gloria en medio de ella». Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque Yo vengo a habitar en medio de ti –oráculo del Señor–. Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para Él y habitarán en medio de ti. Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta vive en un ambiente hostil y precario, pues Jerusalén continúa en ruinas, las promesas no se cumplen y el desánimo es la constante. En esta realidad, Zacarías, por una visión, anuncia que Jerusalén pasará a ser una ciudad abierta a todos los pueblos y que cuando esto suceda el Señor hará sentir aún más su presencia. ¿Qué experimentamos cuando nos abrimos o nos cerramos a los demás?
SALMO [Sal] Jer 31, 10-13
R. ¡El Señor nos cuidará como un pastor!
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño». R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
ALELUIA Cf. 2Tim 1, 10
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Lc 9, 43-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto. Palabra del Señor.
Comentario: Los discípulos de Jesús no pueden aceptar el mensaje de Jesús, pues habla de entregarse a la muerte en rescate por todos. Sin duda que tanto para estos y el mundo creyente hablar de muerte no es fácil, porque es enfrentarse con el misterio y lo que nos trasciende no tiene explicación, sino que hay que aceptarlo en la fe y en la confianza de Dios. El anuncio de Jesús es contradictorio para los judíos que esperaban un Mesías glorioso. En cambio, la sabiduría cristiana aprende a aceptar los propios límites conjugándolos con el amor de Dios, que se manifiesta plenamente en la cruz.