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El Domingo Digital

¿Cómo educar en los Derechos Humanos?

¿Cómo educar en los Derechos Humanos?

Chile San Pablo |

Andrés R. M. Motto, CM. 

andresmotto@gmail.com

¡Hola a todos! 

Al comenzar la primavera seguimos reflexionando sobre los Derechos Humanos (DDHH). Notemos que para una vivencia efectiva y sostenida de los derechos, toda la sociedad debe ser formada en estos valores, tanto en la educación sistemática como asistemática. A decir verdad, el sistema educativo es un lugar privilegiado para formar en los DDHH, pero también es un ámbito conflictivo, ya que suele ser un lugar de debates ideológicos o de prácticas de bullying potenciadas por las redes sociales. Pero, si en la construcción de los contenidos educativos se suman la mayoría de las voces, incluida la de las víctimas, la enseñanza sale mejorada. Formar en la libertad, el respeto, la igualdad, la justicia, la convivencia y la paz es uno de los mayores logros escolares y hace que ella sirva para la vida. Pero recordemos que estos valores no son espontáneos ni se dan solos, y los que llevamos años dando clases bien lo sabemos. Estos valores se deben promover. 

Tenemos que enseñar a exigir nuestros derechos y a cumplir nuestros deberes, ya que todos somos sujetos de derechos y deberes. Como dijo Gandhi: “la verdadera fuente de los derechos es el deber. Si todos cumplimos nuestros deberes, no habrá que buscar lejos los derechos. Si descuidamos nuestros deberes, por más que corramos tras nuestros derechos, éstos se nos escaparán como una ilusión”.

La ONU pide promover los Derechos Humanos “mediante la enseñanza y la educación”. Los redactores de la Declaración, aunque provenientes de muchas naciones y culturas distintas, coincidieron en que la educación es el medio fundamental para construir una convivencia basada en el respeto de los derechos humanos. Por mi parte, estoy convencido de que un Estado ético solo se alcanza a través de la educación de la población. El otro camino sería la imposición, que se acerca peligrosamente a un Estado totalitario y contrario a las libertades individuales.

En el ámbito educativo, me quiero referir a un tema sensible para Latinoamérica. Aludo a la educación en los valores democráticos y en los DDHH de los cuerpos militares, policiales y de seguridad. Lo escribo desde mi experiencia como docente con varios de estos grupos. Las causas de porqué las fuerzas armadas en el pasado reciente derrocaron gobiernos democráticos son muchas. Una de ellas es, sin duda, es una falla en su educación democrática, ya que estas fuerzas deben estar subordinadas a las autoridades democráticas, no ser un peligro para ellas.

Es alarmante cuando militares y policías se forman al margen de la lógica interna de la Constitución. Durante muchos años, sectores del nacionalismo latinoamericano atribuían a las fuerzas armadas el carácter de “reserva moral” de la Nación, formando cuadros que solían ser antidemocráticos y opositores a los partidos políticos que veían como “facciones”. Las fuerzas armadas creían ser intérpretes cabales y exclusivos, luego excluyentes, del interés nacional. Estas ideas, gracias a Dios hoy lejanas, fueron el pan cotidiano en nuestra América morena. Se instalaron con la complicidad de muchos civiles y con algunos religiosos que tristemente las abalaron. Es decir, era una educación interna que no alentaba la lealtad al sistema constitucional y al orden democrático, al que ni siquiera se veía como valioso. Y el resultado fue el quiebre frecuente del orden democrático y la consecuente violación de los DDHH. Esto se daba en sectores militares vinculados a la derecha política, pero también en algunos emparentados con la izquierda.

Una de las dolorosas lecciones históricas aprendidas es el peligro de absolutizar valores como el de la seguridad. Es un valor, pero no “es” todos los valores, ni se la construye expulsando a los gobiernos legítimos. El haberse apropiado del concepto de seguridad nacional y de creer que ellos eran quienes mejor cuidaban la nación, fue una falla educativa de nefastas consecuencias. Todo esto sugiere la complejidad de la cuestión. Evidentemente hace años se viene dando una reforma en la educación militar, policial y de las fuerzas de seguridad. Educar acertadamente consolida la vida democrática y los DDHH. Esta reflexión la digo reconociendo que las instituciones nombradas son necesarias y que su fidelidad a la democracia es y será su mayor honra. 

 

 

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