En la Plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos de Italia y de distintos países del mundo, el Papa León XIV presidió esta mañana la Audiencia General, continuando con el ciclo de catequesis del Jubileo 2025 titulado “Jesucristo, nuestra esperanza”. En esta ocasión, el Santo Padre centró su reflexión en el misterio del Sábado Santo y el descenso de Cristo a los infiernos, a partir de la cita bíblica: “Y en el Espíritu fue a hacer su anuncio también a los espíritus que estaban prisioneros” (1 Pe 3,19).
El descenso de Cristo: un amor que busca en lo más profundo
El Papa explicó que, mientras tras la muerte de Jesús todo parecía en silencio, en realidad se estaba cumpliendo una obra decisiva de salvación: “Cristo desciende al reino de los infiernos para llevar el anuncio de la Resurrección a todos aquellos que estaban en las tinieblas y en la sombra de la muerte”.
Según León XIV, los infiernos no son solo un lugar, sino una condición existencial marcada por el dolor, la soledad y la culpa. Allí también llega Cristo, “no para juzgar, sino para liberar; no para culpabilizar, sino para salvar”.
Un encuentro que lo cambia todo
El Pontífice recordó la tradición de los Padres de la Iglesia, que describen el descenso como el encuentro entre Cristo y Adán, símbolo de la humanidad entera: “El Señor desciende allí donde el hombre se ha escondido por miedo, lo llama por nombre y lo toma de la mano”.
Asimismo, evocó los iconos orientales de la Resurrección, donde Jesús derriba las puertas del infierno y levanta a Adán y Eva: “El Hijo de Dios no vuelve a la vida solo, sino que lleva consigo a toda la humanidad”, subrayó.
Nada queda fuera de su misericordia
En su catequesis, León XIV aseguró que el descenso de Cristo no es solo un hecho del pasado, sino que toca la vida de cada creyente: “El infierno cotidiano es la soledad, la vergüenza, el abandono, el cansancio de vivir. Cristo entra en todas estas realidades oscuras para testimoniarnos el amor del Padre”.
El Papa concluyó que “ningún lugar está demasiado lejos, ningún corazón demasiado cerrado, ninguna tumba demasiado sellada para su amor”.
Invitación al rezo del Rosario por la paz
Al finalizar, el Santo Padre hizo un llamado a rezar el Santo Rosario todos los días del mes de octubre para pedir por la paz en el mundo. La audiencia concluyó con el rezo del Padrenuestro y la Bendición Apostólica.
Mensaje a los hispanohablantes
En su saludo a los peregrinos de lengua española, León XIV expresó:
“Si a veces nos parece que hemos tocado fondo, recordemos que ese es el lugar desde el que Dios es capaz de comenzar una nueva creación hecha de corazones perdonados. Que Dios los bendiga”.