P. Patricio Fuentes Benavides.
Administrador Diocesano
La presencia de la Iglesia católica en la zona de Ñuble tiene más de cien años, pues su misión se confunde con la misma historia de nuestra región desde los tiempos de la Colonia, con más de 400 años de camino, y numerosos hombres y mujeres dando testimonio de su fe y formando diversas comunidades e instituciones católicas.
Pero hay un momento relevante en este caminar, que es la creación canónica de la Diócesis de Chillán, el 18 de octubre de 1925, separada de la entonces Diócesis de Concepción, mediante la Bula Notabiliter Aucto, del Papa Pío XI. Señala el documento pontificio, que también creó las diócesis de Linares y Temuco: En primer lugar separamos del territorio de la dicha Diócesis (de Concepción) la parte que comprende toda la provincia de Ñuble y los departamentos de Cauquenes, Chanco e Itata, de la provincia de Maule, con veintidós parroquias, y en ella erigimos la Diócesis de Chillán, llamada así por la ciudad de Chillán, con sede episcopal en la misma ciudad, y elevamos su Iglesia parroquial de San Bartolomé Apóstol a la dignidad de Iglesia Catedral.
En 1925, al crearse la Diócesis de Chillán, su gobernador eclesiástico, Martín Rücker Sotomayor, pasó a ser su primer obispo hasta su muerte acaecida en 1935. Le sucedieron: Jorge Larraín Cotapos (1937-1955), Eladio Vicuña Aránguiz (1955-1974) Francisco José Cox Huneeus (1975-1981); José Alberto Jara Franzoy (1982-2006); Carlos Eduardo Pellegrin Barrera (2006-2018) y Sergio Hernán Pérez de Arce Arriagada, sscc (2020-2024).
Algunos acontecimientos que han marcado la Iglesia diocesana: En primer lugar, su creación canónica. A monseñor Martín Rücker correspondió la tarea de organizar la nueva diócesis de manera autónoma, buscando los recursos y medios para enfrentar la misión de la nueva diócesis.
El 24 de enero de 1939 toda la zona de Ñuble se vio azotada por un fuerte terremoto. A monseñor Jorge Larraín le correspondió enfrentar esta tragedia e iniciar la reconstrucción, especialmente de la Iglesia Catedral, la cual fue concluida en 1960 junto a la cruz monumental, bajo el episcopado de monseñor Eladio Vicuña, catedral que ha llegado a ser símbolo de la ciudad.
Concilio Vaticano II: Bajo la conducción de monseñor Eladio Vicuña, y con la eficiente colaboración de don Juan Luis Ysern de Arce, se fueron implementando las orientaciones y normativas emanadas del concilio. En 1968 se realizó una gran jornada diocesana (Sínodo) con este fin, dando origen a las “Jornadas diocesanas”, hoy “Asamblea Eclesial diocesana”, encuentro anual de representantes de parroquias, movimientos colegios y agentes pastorales, que busca animar y orientar la misión evangelizadora en la diócesis.
Acontecimientos como la celebración del Año Santo de 1975, el “Congreso Eucarístico” de 1980, la “Gran Misión” de 1987, “El Año de la Fe” en 2013, las orientaciones pastorales diocesanas y de la Iglesia en Chile han marcado la misión de la Iglesia diocesana.
Importante ha sido para la vida diocesana la creación del boletín Nuestro Camino (1969) y radio El Sembrador (1978), junto al trabajo del clero diocesano, de los sacerdotes misioneros que han llegado a servir a la diócesis, diáconos permanentes, comunidades religiosas, movimientos apostólicos y la labor educativa de los colegios católicos.
La crisis de los abusos sexuales vividos por la Iglesia chilena en los últimos años afectó duramente a la diócesis, al tener que enfrentar denuncias de abusos cometidos por miembros del clero diocesano; ha sido también oportunidad para ir implementando las orientaciones de la Iglesia al respecto y el fomento de ambientes y relaciones sanas y respetuosas.
Hoy la diócesis coincide territorialmente con la Región de Ñuble, a excepción de dos de sus comunas (Coelemu y Ránquil), que eclesialmente son parte de la Arquidiócesis de Concepción. La población que abarca el territorio diocesano alcanza ya los quinientos mil habitantes. Cuenta con 31 parroquias, 19 colegios católicos (7 diocesanos), 29 sacerdotes diocesanos, 32 diáconos permanentes, tres comunidades religiosas masculinas (Mercedarios, Dominicos y Trinitarios) y 13 comunidades religiosas femeninas.
Al celebrar los cien años de su creación, la diócesis San Bartolomé de Chillán da gracias a Dios por la vida compartida y la misión evangelizadora realizada y renueva su empeño en el anuncio de Jesucristo y su evangelio. “Cien años de fe, una misión que continúa”.