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El Domingo Digital

“Jesús nos trae su fuego santificador”

“Jesús nos trae su fuego santificador”

Chile San Pablo |

P. Fredy Peña T., ssp

Jesús expresa dos dichos muy duros e incomprensibles al mismo tiempo: uno es acerca del fuego que él ha traído a la tierra y el otro sobre el bautismo con el que tiene que ser bautizado. Consideremos que el fuego, en el Antiguo Testamento, simbolizaba la inter­vención soberana de Dios y de su Espíritu para purificar las conciencias (cf. Is 1, 25; Mal 3, 2-3). Jesús ve su actividad profética como bautismo y fuego, al que él mismo se somete, pero también es consciente de que las consecuencias de su misión no serán únicamente el éxito de conversiones, sino también la división: se está con él o en contra.

Las palabras y la acción de Jesús son como el fuego. Es decir, denuncian la injusticia y la falta de paz, pero también exigen una decisión por parte de quien acoge su enseñanza y acción. Porque, quien ha acogido el don de Dios debe decidirse: estar con Jesús o en contra de él y conformarse con un estado de paz ilusoria e inverosímil. Como creyentes, vivimos una realidad parecida a las de las primeras comunidades cristianas, que no vi­vían en una paz idílica sino en medio de graves persecuciones y siempre dispuestas al martirio. Por eso, debemos ser conscientes de que la instauración del Reino de Dios se dará en medio de dificultades y apremios. No va a fracasar, pero su desarrollo será lento.

Frente a la misión y el mensaje de Jesús hay que decidirse. Sin duda que sus enseñanzas nos ponen en la disyuntiva de creer o no creer, aceptar o rechazar, servir en fidelidad o prevaricar. Quien se decida a vivir el evangelio en una sociedad de tanta corrupción, inmoralidad, increencia y materialismo, tarde o temprano será crucificado. Si Jesús corrió esta suerte, no esperemos que nuestra vida transcurra sin dificultades o contrariedades. Es cierto que hay situaciones que nos son muy desfavorables y que ahuyentan la paz, pero el Señor, con su amor, nos da una maravillosa tranquilidad aun en esas circunstancias.

Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12, 49).

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