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El Domingo Digital

La misericordia de Dios revelada por su Hijo en parábolas

La misericordia de Dios revelada por su Hijo  en parábolas

Chile San Pablo |

Por René Rebolledo Salinas, arzobispo de La Serena

En este segundo domingo de septiembre, la comunidad cristiana celebra el 24° del Tiempo Ordinario. Tiene presente, de igual modo, el Mes de la Palabra. Con celebración eucarística en las cuatro Vicarías -La Serena, Coquimbo, Elquí y Limarí- se dio inicio a estas semanas de acercamiento más profundo a la Palabra, donde se procura el encuentro, personal y comunitario, con Cristo presente en ella.

Se aproximan las Fiestas Patrias. La celebración central de la Iglesia en La Serena será el Te Deum, A Ti, oh Dios, que tendrá lugar el lunes 15 de septiembre, a las 19:00 hrs. en el templo Catedral Metropolitano. Los fieles, junto a las autoridades de La Serena y de la Región de Coquimbo, manifiestan ante el altar del Señor alabanza, gratitud y súplicas por Chile, nuestro querido país. ¡Que la Palabra del Señor ilumine el presente y porvenir de nuestro pueblo!

El calendario litúrgico prevé en la Mesa de la Palabra, la primera lectura del Éxodo 32,7-11. 13-14; el Salmo responsorial es el 50, 3-4. 12-13. 17. 19; la segunda lectura de la 1ª Timoteo 1,12-17; y el Evangelio de Lucas 15,1-32, comprendiendo el entero capítulo. La ocasión de su enseñanza en tres maravillosas parábolas, es la respuesta a quienes murmuraban porque “recibe a pecadores y come con ellos” (v 2). El Señor responde hablando de la misericordia del Padre y de su alegría por quien se convierte y retorna.

Son tres parábolas conocidas: de la oveja perdida (vv 4-7); de la moneda perdida (vv 8-10) y la del Hijo pródigo (vv 11-32).

En las tres parábolas contemplamos una imagen de lo que realmente es el Padre Dios, rico en misericordia. La de la oveja perdida lo presenta como al Pastor que la recupera con gran gozo: “Al encontrarla, se la echa a los hombros contento, se va a casa, llama a amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja perdida” (vv 5-6). En aquella de la moneda perdida, como la mujer que se alegra con sus vecinas por el hallazgo de la moneda: “Alégrense conmigo, porque encontré la moneda perdida” (v 9). En la del Hijo pródigo como el Padre que ama a los dos hijos, pero que deja marchar al menor -respetando su libertad-, acogiéndolo a su regreso, perdonándolo y festejando porque “se había perdido y ha sido encontrado” (v 32).

En este domingo, como en los demás, tengamos presente que el amor es el centro de nuestra historia de salvación y del mensaje de Jesús. “Dios es amor” (1 Jn 4,8), y Padre de gran misericordia, lo revelan las parábolas del Evangelio de hoy. En nuestra vida lo hemos experimentado, pues Él nos ha tratado con misericordia (cfr. 1 Tim 1, 12ss). Jesús, el Hijo de Dios, Padre de amor y misericordia, nos invita en su enseñanza, a abrir nuestro corazón y a practicarla con las hermanas y hermanos de camino.    

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