Leccionario Santoral: Ecli 26, 1-4. 13-16; Sal 130, 1-3; Lc 7, 11-17.
LECTURA 1Tes 2, 9-13
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga: cuando les predicábamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nuestra conducta con ustedes, los creyentes, fue siempre santa, justa e irreprochable: ustedes son testigos, y Dios también. Y como recordarán, los hemos exhortado y animado a cada uno personalmente, como un padre a sus hijos, instándoles a que lleven una vida digna de Dios, que los está llamando a su Reino y a su gloria. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen. Palabra de Dios.
Comentario: El Apóstol presenta una especie de autobiografía y su aprensión por la comunidad. Su autodefensa pareció innecesaria, ya que habla de su vocación de Apóstol, confirmada por sus sufrimientos en Filipos. Sabe que la auténtica predicación no debe dar paso a malentendidos o malos testimonios. Por eso, en todo ha de procurar una vida santa y sin escandalizar a los más pobres.
SALMO Sal 138, 7-12
R. ¡Señor, Tú me sondeas y me conoces!
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás Tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente. R.
Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar, también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha. R.
Si dijera: «¡Que me cubran las tinieblas y la luz sea como la noche a mi alrededor!», las tinieblas no serían oscuras para ti y la noche sería clara como el día. R.
ALELUIA 1Jn 2, 5
Aleluia. El amor de Dios ha llegado a su plenitud, en aquél que cumple la palabra de Cristo. Aleluia.
EVANGELIO Mt 23, 27-32
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: «Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas»! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres! Palabra del Señor.
Comentario: Estas recriminaciones van dirigidas a los jefes espirituales del pueblo judío. Jesús se refiere a las suntuosas tumbas hechas de mármol o pintadas de blanco, por la costumbre judía de blanquear los sepulcros cuando se acercaba la fiesta de Pascua. Como los sepulcros eran considerados “impuros”, esa señal advertía a los peregrinos que no pasaran por encima de ellos, a fin de no incurrir en una impureza legal que duraba siete días. El punto central aquí es que la apariencia de piedad no puede ocultar el interior lleno de corrupción y malicia.