Leccionario Santoral: Jer 1, 17-19; Sal 70, 1-6. 15. 17; Mc 6, 17-29.
LECTURA 1Tes 4, 1-8
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Les rogamos y les exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús. La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal, que cada uno sepa usar de su cuerpo con santidad y respeto, sin dejarse arrastrar por los malos deseos, como hacen los paganos que no conocen a Dios. Que nadie se atreva a perjudicar ni a dañar en esto a su hermano, porque el Señor hará justicia por todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y atestiguado. Dios, en efecto, no nos llamó a la impureza, sino a la santidad. Por eso, el que desprecia estas normas, no desprecia a un hombre, sino a Dios, a ese Dios que les ha dado su Espíritu Santo. Palabra de Dios.
Comentario: El Apóstol hace un llamado a la santificación, que ha de ser el objetivo de la vida cristiana, pues vivir en la santidad es vivir buscando agradar a Dios. Esto implica romper con las prácticas impuras y asumir las nuevas actitudes que valoricen el propio cuerpo y el de los demás. Es decir, una nueva vida como visión del cuerpo y la sexualidad desde los criterios de Dios.
SALMO Sal 96, 1-2. 5-6. 10-12
R. ¡Alégrense, justos, en el Señor!
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. La Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Tú amas, Señor, a los que odian el mal, proteges la vida de tus fieles y los libras del poder de los malvados. R.
Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre. R.
ALELUIA Lc 21, 36
Aleluia. Estén prevenidos y oren incesantemente, así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre. Aleluia.
EVANGELIO Mt 25, 1-13
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: «Ya viene el esposo, salgan a su encuentro». Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?». Pero éstas les respondieron: «No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado». Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos», pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco». Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. Palabra del Señor.
Comentario: En cada uno Dios ha dejado una luz particular, una luz que le hace ser él mismo. Hay luces que son más fuertes, otras más débiles, otras cambian constantemente… Pero a veces la lámpara comienza a debilitarse y hay que recargarla. ¿Cuál es el aceite del cristiano?: la oración. Podrás hacer muchas cosas e incluso obras de misericordia, o bien una universidad, un colegio, etcétera..., pero si no rezas, todo esto no aportará luz. Cuántas obras se convierten en algo oscuro por falta de luz, por falta de oración de corazón.