Con motivo de la XL Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en las Iglesias particulares el próximo 23 de noviembre de 2025, el papa León XIV dirigió un mensaje a los jóvenes del mundo bajo el lema: «Ustedes también dan testimonio, porque están conmigo» (Jn 15,27). En su primera carta a la juventud, el Santo Padre agradece la participación en el Jubileo de los Jóvenes celebrado en Roma y anima a no dejar que ese encuentro quede solo como un recuerdo, sino que se transforme en “un paso adelante en la vida cristiana y un fuerte estímulo para perseverar en el testimonio de la fe”.
La amistad con Cristo, fuente del testimonio
El Papa explicó que el testimonio cristiano nace de la amistad con Jesús, “crucificado y resucitado para la salvación de todos”. No se trata —subrayó— de propaganda o ideología, sino de una transformación interior que impulsa a servir con alegría.
“Jesús nos llama amigos —recordó León XIV—, porque solo Él conoce el corazón de cada joven, su deseo de verdad, belleza, alegría y paz. En su amistad encontramos nuestra dignidad y el sentido profundo de la vida”.
En esta línea, el Pontífice invitó a los jóvenes a redescubrir, en el ejemplo del apóstol Juan, la experiencia de saberse amados por el Señor: “Cada uno de ustedes es para Él un discípulo amado, y de ese amor nace la alegría del testimonio”.
Humildad y servicio
Tomando como ejemplo a Juan el Bautista, León XIV destacó que el verdadero testigo de Cristo “no busca ocupar el centro del escenario ni ganar seguidores”, sino que, con humildad y libertad interior, “reconoce y muestra a Jesús”. El testimonio auténtico —dijo— no consiste en anunciarse a sí mismo, sino en hacer visible al Salvador, especialmente en medio de los pobres y excluidos.
El Papa advirtió además que la fe no se fortalece si permanece encerrada en uno mismo: “Nuestras preguntas más profundas no encuentran respuesta desplazando sin fin la pantalla del móvil. La realización de nuestros deseos pasa por salir de nosotros mismos”.
Jóvenes, misioneros de esperanza
León XIV alentó a los jóvenes a ser misioneros de Cristo en un mundo herido por la violencia, las migraciones forzadas, la desigualdad y la falta de oportunidades. “Pueden ponerse al lado de otros jóvenes —afirmó— y mostrarles que Dios, en Jesús, se ha hecho cercano a cada persona”.
Reconoció que dar testimonio no siempre es fácil y recordó las palabras de Jesús: “Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes” (Jn 15,20). Sin embargo, exhortó a no responder al mal con agresividad, sino con amor, siguiendo el consejo de san Pablo: “Vence el mal haciendo el bien” (Rm 12,21).
Fraternidad y paz
De la amistad con Cristo —continuó el Santo Padre— nace un modo nuevo de vivir: la fraternidad. “Un joven que ha encontrado a Cristo lleva consigo el calor y el sabor de la fraternidad, y contagia cercanía, compasión y ternura”, afirmó.
Invitó a los jóvenes a superar la indiferencia y a comprometerse activamente en la construcción de la paz, desde el voluntariado hasta la caridad política. “No sigan a quienes usan la fe para dividir —pidió—; más bien, organícense para reconciliar comunidades y eliminar las desigualdades”.
María, madre y compañera de camino
Al concluir su mensaje, el Papa León XIV recordó que, desde la cruz, Jesús confió a su Madre al discípulo amado, y con ello a todos nosotros. Por eso, invitó a los jóvenes a cultivar una relación filial con María, “Madre llena de afecto y comprensión”, especialmente a través de la oración del Rosario.
“Así —aseguró— experimentarán que nunca están solos, sino siempre amados, perdonados y animados por Dios. De todo esto, ¡den testimonio con alegría!”