En la audiencia general de este miércoles 27 de agosto de 2025, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa León XIV continuó su ciclo de catequesis sobre el Jubileo 2025, titulado “Jesucristo, nuestra esperanza”. En esta ocasión, profundizó en la escena de la detención de Jesús en el huerto de los Olivos, subrayando que la verdadera esperanza cristiana nace del amor que se entrega incluso en la hora más oscura.
El Pontífice destacó que el evangelista san Juan presenta a un Jesús sereno y libre en el momento de su arresto: “Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les dijo: ‘¿A quién buscan?’ (Jn 18,4). No se esconde ni huye, sino que se entrega, no por debilidad, sino por amor”.
Para el Papa, este gesto revela que Cristo no es víctima de un destino adverso, sino protagonista de una entrega voluntaria: “Jesús no es capturado: se deja capturar. No es víctima de un arresto, sino autor de un don”.
La libertad de amar en medio de la prueba
El Santo Padre recordó que incluso cuando Jesús pronuncia las palabras “Soy yo”, los soldados caen al suelo, evocando el nombre mismo de Dios en la Escritura: Yo soy. Así, “la presencia de Dios se manifiesta precisamente donde la humanidad experimenta la injusticia, el miedo y la soledad”, afirmó.
La esperanza cristiana, explicó, no es evasión de las dificultades, sino una decisión consciente de amar hasta el final. “En la oración de Jesús no se pide ser librado del sufrimiento, sino tener la fuerza para perseverar en el amor”, señaló el Papa.
Un sacrificio que libera
León XIV subrayó que, en el momento de su detención, Jesús no piensa en sí mismo, sino en sus discípulos: “Si me buscan a mí, dejen que estos se vayan” (Jn 18,8).
Este detalle, explicó, muestra que su sacrificio es un verdadero acto de amor, porque “se deja capturar para que los demás sean liberados”.
Una esperanza que no defrauda
El Papa también reflexionó sobre la imagen del joven que huye desnudo en el relato de Marcos (Mc 14,51), símbolo de las fragilidades humanas ante la prueba. Sin embargo, recordó que será otro joven, vestido con una túnica blanca, quien anunciará la Resurrección. “Así se revela la esperanza de nuestra fe: incluso en nuestras caídas, Dios nos ofrece recomenzar y seguir caminando”, aseguró.
Finalmente, invitó a los fieles a confiar en la voluntad del Padre, sin pretender tenerlo todo bajo control: “Basta con elegir cada día amar con libertad. Esa es la verdadera esperanza: saber que, aun en la oscuridad, el amor de Dios nos sostiene y hace madurar en nosotros el fruto de la vida eterna”.