En el marco del Año Jubilar 2025, el Papa León XIV continúa guiando al pueblo de Dios en un profundo itinerario espiritual bajo el lema “Jesucristo, nuestra esperanza”. En la Audiencia General del miércoles 6 de agosto, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre ofreció una meditación iluminadora sobre la preparación de la Pascua de Jesús, centrándose en un gesto sencillo, pero lleno de significado: “preparar”.
A partir del pasaje del Evangelio de Marcos (Mc 14,15), el Papa recordó cómo Jesús envió a sus discípulos a preparar la cena pascual, gesto que anticipaba su entrega total por amor. En este relato —dijo el Papa— cada detalle cobra un valor simbólico: el cántaro de agua en manos de un hombre, una sala ya dispuesta, un anfitrión anónimo... Todo parece haber sido cuidadosamente previsto. Y es que el amor no nace del azar, sino de una elección deliberada, de una preparación amorosa y consciente.
Dios siempre se adelanta
Uno de los mensajes más profundos de esta catequesis es la certeza de que Dios siempre nos precede. Antes incluso de que reconozcamos nuestra necesidad, ya hay un lugar preparado para nosotros: un espacio interior, una “sala del corazón” que aguarda ser reconocida y habitada por su presencia.
Esta preparación no es un acto litúrgico aislado, sino una actitud de vida. La Pascua que los discípulos prepararon es también la Pascua que nosotros estamos llamados a vivir cada día: una vida entregada, ofrecida, hecha Eucaristía en lo cotidiano. La verdadera preparación no consiste en hacer más, sino en dejar espacio. Significa renunciar a las exigencias desmedidas, a las ilusiones, y abrirnos a lo que Dios ya ha dispuesto.
Preparar también es amar
El Papa nos recuerda que el verdadero amor no espera ser correspondido para darse, sino que se adelanta, se ofrece gratuitamente. Jesús preparó la cena de comunión incluso sabiendo que sería traicionado y negado. Así también nosotros estamos llamados a preparar momentos de encuentro, gestos de reconciliación, espacios de acogida, aun cuando no haya garantías humanas de respuesta.
“¿Qué significa para mí hoy ‘preparar’?”, preguntó el Papa. Quizás implique dar el primer paso, renunciar al orgullo, o simplemente dejar de esperar que todo cambie según nuestras expectativas. Quizás sea confiar en que Dios ya está actuando, ya está obrando, ya ha preparado el camino.
Una invitación a la vida eucarística
En su saludo a los fieles de lengua española, el Papa León XIV nos animó a vivir con humildad la preparación de la Santa Misa, y a hacer de toda nuestra existencia una Eucaristía continua. Es decir, a ofrecer nuestra vida como don, a vivir en gratitud, a hacer espacio a Dios en lo más concreto de nuestro día a día.
Este Jubileo, que nos invita a redescubrir a Cristo como nuestra esperanza, también nos llama a ser preparadores del amor, sembradores de comunión y artesanos de paz. Y, como concluye el Papa, donde se ha preparado el amor, la vida florece.