P. José Antonio Atucha Abad.
Queridos amigos: mi primer pensamiento es desearles unas felices “Fiestas Patrias”.
La Iglesia chilena propone en este mes a sus fieles redescubrir la luz que brota de las Sagradas Escrituras. La Palabra de Dios es fundamental para el católico porque es la revelación misma de Dios, su medio de comunicación y su guía para la vida espiritual, transformándola, fortaleciéndola y orientándola hacia la salvación en Cristo.
Al leer la Biblia, hemos de buscar el alimento espiritual que ilumine y anime nuestro caminar. Su lectura y meditación es fuente fresca de sabiduría, alegría y fortaleza, y nos permite conocer la voluntad de Dios para vivir una vida de amor, justicia y humildad, construyendo sobre cimientos sólidos.
La Palabra de Dios, tiene una fuerza especial, capaz de transformar nuestros pensamientos, sanar nuestras heridas e iluminar hasta lo más profundo de nuestros corazones.
Cristo es la Palabra Eterna del Padre, él mismo se declara como "la luz del mundo" (Juan 8,12), y nos hace partícipes de su misión invitándonos a ser "luz del mundo" (Mateo 5,14). Como discípulos de Jesús, estamos llamados a reflejar la luz de Cristo a través de buenas obras y un comportamiento que glorifique a Dios. La "iluminación" representa la revelación divina que disipa las tinieblas del pecado y la ignorancia, permitiendo a los creyentes entender y vivir según la voluntad de Dios.
Cada día tienes una “cita” personal con Cristo en su Palabra. Esta lectura lleva al discernimiento espiritual, renueva los propósitos de santidad, y nos empuja a ser osados y creativos en el apostolado.
Conversen en familia y en comunidad, cómo amar y estudiar más la Palabra de Dios y encontrar en ella el sentido de la vida y de la esperanza cristiana.
Con el afecto de siempre.