P. Fredy Peña T., ssp
La parábola del buen samaritano nos pone en una encrucijada acerca de ¡quién es mi prójimo! Y en este sentido, el doctor de la Ley sorprende con su respuesta, al plantear el amor en dos direcciones: a Dios y al prójimo. Para el judaísmo tradicional, el prójimo era el hermano del pueblo, es decir, el otro de origen israelita; los demás no eran prójimos. En efecto, en el sistema sociorreligioso del judaísmo, ese “prójimo” debía reunir ciertas condiciones para pertenecer a los “hijos de Israel”: no debía estar impuro legalmente para que no hiciera impuro a otro.
Entonces, ¿por qué Jesús elige a un samaritano como protagonista de la parábola? Porque estos eran despreciados por los judíos a causa de sus tradiciones religiosas. Sin embargo, Jesús muestra que el corazón de ese samaritano es bueno, generoso y que –a diferencia del sacerdote y del levita– él pone en práctica la voluntad de Dios, que aprecia la misericordia más que los sacrificios. El samaritano que se acerca al herido es el prototipo de la persona odiada, rechazada, que resulta incómoda porque su sola presencia pone en riesgo la “pureza legal” o la falta de amor.
No obstante, el doctor de la Ley, para justificar su falta de compromiso se enreda en cuestiones sobre quién es realmente “su prójimo”. La vida siempre nos ofrece la oportunidad para salir de nuestra comodidad y superar los prejuicios, de manera que nuestra caridad no se vea condicionada. Por eso la actitud del samaritano ha de ser un modelo de cómo debemos actuar con nuestro prójimo, sobre todo con aquellos que no amamos. Dios quiere la misericordia del corazón, porque él es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, dificultades y también nuestros pecados. Jesús enfatiza que solo a partir de la “compasión” y la “misericordia” se derivan las auténticas expresiones de solidaridad y caridad.
“Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo” (Lc 10, 34).