Este miércoles, en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV continuó con su ciclo de catequesis del Jubileo 2025, titulado “Jesucristo, nuestra esperanza”, centrando su reflexión en el tema: “La espiritualidad pascual inspira la fraternidad”, a partir del mandato de Jesús: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado» (Jn 15,12).
Frente a la multitud reunida, el Santo Padre destacó que creer en la muerte y resurrección de Cristo infunde esperanza y anima a invertir en el bien, impulsando especialmente el amor fraterno, un desafío crucial para el mundo contemporáneo.
“La fraternidad —afirmó León XIV— no es un sueño imposible, ni un ideal de unos pocos. Nace de nuestra capacidad humana de relacionarnos, de construir vínculos auténticos, y se fortalece cuando miramos a Cristo resucitado, fuente de amor y reconciliación”.
La raíz humana y divina de la fraternidad
El Pontífice explicó que la palabra hermano proviene de una raíz antigua que significa “cuidar y sostener”, recordando que la verdadera fraternidad va más allá de los lazos de sangre: es una vocación universal a amar y servir.
Advirtió, además, sobre los peligros del aislamiento y el narcisismo, que conducen a la soledad y a una visión utilitarista del prójimo: “El otro no puede ser alguien de quien solo tomamos, sino aquel a quien estamos dispuestos a dar”.
Inspiración en San Francisco de Asís
En su catequesis, León XIV retomó la figura de San Francisco de Asís, quien saludaba a todos con las palabras “omnes fratres” —“todos hermanos”—, sin distinción de origen, cultura o religión.
El Obispo de Roma subrayó que este espíritu fue actualizado por el Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti, recordando que el Evangelio es una Buena Noticia destinada a todos, nunca de forma exclusiva o privada.
El amor pascual que renueva la humanidad
Recordando el Evangelio de Juan, el Sucesor de Pedro señaló que Jesús “nos amó hasta el final” (Jn 13,1), entregándose por amor y abriendo con su Resurrección una historia nueva de unidad y esperanza.
“Los discípulos —dijo— se convirtieron verdaderamente en hermanos cuando reconocieron al Resucitado y recibieron el don del Espíritu Santo. Desde entonces, la fraternidad se transformó en testimonio vivo del amor de Dios”.
Una invitación a ser “hermanos todos”
León XIV concluyó su mensaje exhortando a los fieles a vivir la fraternidad como una fuerza que vence los egoísmos, las divisiones y las prepotencias:“La fraternidad que nos brinda Cristo muerto y resucitado nos devuelve a nuestra vocación original, en el nombre de un amor y de una esperanza que se renuevan cada día”.
En su saludo final a los peregrinos de habla hispana, el Papa pidió al Señor resucitado “el don de la fraternidad y la gracia de ser testigos generosos de su amor”, capaces de superar la autosuficiencia y las divisiones.
🕊️ “El Resucitado nos indicó el camino a recorrer junto a Él, para sentirnos y ser fratelli tutti, hermanos todos.”