Este sábado 8 de noviembre de 2025, decenas de espacios eclesiales de Santiago,
entre iglesias, monasterios y lugares históricos, recibieron a cientos de visitantes en
una actividad marcada por la belleza, la historia y el encuentro. Guiados por
voluntarios, expertos y comunidades, los asistentes vivieron experiencias únicas de
contemplación, aprendizaje y participación en los lugares donde la fe y la cultura se
entrelazan desde hace siglos.
Organizada por la Vicaría de la Zona Centro, esta tercera versión del Día del
Patrimonio Sagrado se enmarcó en el Jubileo de la Esperanza, invitando a
redescubrir los tesoros espirituales y culturales que conforman la identidad de la
Iglesia y de la ciudad.
La programación incluyó rutas patrimoniales en bicicleta, visitas guiadas,
exposiciones y presentaciones musicales en más de veinte espacios, entre ellos el
Archivo Histórico del Arzobispado, la Basílica del Corazón de María, la Iglesia de
San Francisco y la Catedral Metropolitana, donde el arquitecto Eduardo Sato ofreció
una charla sobre el valor del patrimonio sonoro y una visita a las torres y campanas.
El delegado episcopal para la Educación y la Cultura, Gerardo Boetsch Hevia,
explicó que esta jornada busca poner en valor todo lo que la Iglesia ha contribuido a
la ciudad de Santiago. “Queremos que las personas conozcan lugares que
normalmente están cerrados y puedan vivir algo distinto: visitas, talleres, conciertos
o exposiciones”, señaló.
Además, destacó la dimensión comunitaria y sinodal de la iniciativa. “Los mismos
templos se han organizado para ofrecer una programación variada. Este año se han
sumado nuevas zonas, como Cordillera, Norte y Maipo, lo que demuestra cómo el
patrimonio es tarea y alegría compartida”, agregó.
El entusiasmo de los participantes reflejó el espíritu de la jornada. Tomás Aguirre,
del Consejo de Monumentos Nacionales, valoró la oportunidad de recorrer el
patrimonio desde otra mirada, usando la bicicleta y apropiándose de los espacios
urbanos. Para Deolina Rodríguez, vecina de San Miguel, la experiencia fue una
invitación a salir de la rutina, moverse, aprender y compartir. Isabel Saavedra,
visitante de Perú, expresó su emoción al conocer la Catedral: “Ha sido una hermosa
sorpresa. Me impresionó su conservación y la belleza de su historia. Realmente muy
bonito”.
Más allá de las piedras o los muros, el patrimonio sagrado reveló su dimensión viva:
la fe que se hace cultura, la comunidad que se encuentra y la esperanza que se
renueva en cada gesto de apertura y acogida.
Al finalizar la jornada, Gerardo Boetsch destacó el sentido profundo del encuentro.
“La cultura es un elemento esencial en la educación y en la vida de nuestras
comunidades. Conocer y valorar nuestra historia es también una manera de
mantener viva la esperanza para las futuras generaciones”, afirmó.
Así, el Día del Patrimonio Sagrado 2025 se consolidó como una invitación a mirar la
ciudad con gratitud y a reconocer en sus templos, sonidos y memorias una herencia
común que sigue inspirando el presente.