Andrés R. M. Motto, CM.
andresmotto@gmail.com
Hola a todos: Les cuento que una vez un alumno me preguntó: ¿Se pueden perder algunos derechos? Creo que una persona que actúa gravemente contra la justicia puede perder algunos de sus derechos. Sobre todo, ante una seria inconducta. Por ejemplo, se le puede suprimir el derecho al libre desplazamiento a una persona que asesinó. Esto se traduce en que puede ser encarcelada o, en casos particulares, que tenga un arresto domiciliario. La tendencia actual es que estos derechos los pierda temporalmente no de por vida (como puede ser la cadena perpetua). Salvo algunas excepciones, claro está. Como todo lo vinculado con la restricción de los DDHH, sin duda que son temas complejos. Pero la regla sería: a mayor gravedad en el delito cometido, mayor duración tendrá la restricción de algunos derechos.
Una estudiante me interrogó ¿qué valen más los derechos o los deberes? Veamos, la construcción de la comunidad se sustenta en una convivencia armónica de derechos y deberes. En cuanto todos los miembros aceptan maduramente esta dialéctica se crea una sociedad igualitaria.
Recordemos que durante muchos siglos se elaboró la convivencia con extensas listas de obligaciones. Especialmente los vulnerables llevaban una vida cargada de exigencias, en cambio, los más privilegiados solían tener bastantes excepciones, por ejemplo: La nobleza. En un movimiento pendular, a partir de 1945 se ha insistido mayoritariamente en los derechos. Era entendible por el gravísimo contexto pasado frente a tanto autoritarismo. El tema se descalabra cuando trascurrido el tiempo se insiste únicamente en los derechos y no en los deberes. Hoy vemos que muchísima gente reclama por sus derechos (que está bien) pero poco por los ajenos. Cuantiosos seres humanos les importa que respeten sus derechos, pero tienen pocas ganas de aceptar sus obligaciones. Asimismo, una educación facilista por parte de los padres y la escuela o una política demagógica y populista suelen ir por esta línea. En este sentido, invito a ir por un punto medio: “Los DDHH se sostienen dentro de una postura de reciprocidad. Deberes y derechos deben ser entendidos y ejercidos desde la correspondencia y la indivisibilidad”.
Les comparto algunas preguntas para la reflexión, ya que una manera de demostrar nuestra fe cristiana es viviendo y defendiendo los DDHH más que cargándonos de devociones:
- ¿Qué opino de las actuales cárceles?
- ¿Ellas mejoran o empeoran a los presidiarios?
- ¿Porqué?
- ¿Sé reclamar por mis derechos y por los ajenos?
- ¿Cumplo cabalmente con mis obligaciones? ¿En qué áreas me cuesta más?