Por Enrique Balzan Caruana, Obispo Auxiliar de La Serena.
El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús visitando a las hermanas Marta y María. La visita se ve como fortuita, pero en el Evangelio de Juan se denota que Jesús era amigo de la familia. En Juan 11 nos encontramos con el hermano de Marta y María, Lázaro, a quien Jesús devuelve la vida. Lucas, en el texto de hoy, relata como Jesús llega a la casa de estos hermanos y Marta lo recibe.
Como es típico, Marta recibe a Jesús preparando la mesa para atender bien a la visita, mientras que María se sienta a los pies de Jesús, escuchándolo. Esta situación irrita a Marta, atareada como estaba con los preparativos y reclama a Jesús. “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola para servir? Dile que me ayude” (v 40). Es una reacción razonable, plausible, considerando que Marta tenía tanto quehacer y María estaba sentada, tranquila, escuchando al Maestro. Quizás, a lo mejor Marta tenía un temperamento más agitado que María y se sintió agotada con el trabajo. Sin embargo, la respuesta de Jesús sorprende y debería haber sorprendido a Marta también: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, y nadie se la quitará” (vv 41-42).
¿Qué dice Jesús? Acaso, ¿no aprecia el trabajo de Marta? Si Marta hubiera estado igual que María ¿quién hubiera preparado la mesa? A primera vista se ve como que Jesús estuviera haciendo un aprecio hacia María y no hacia Marta. Esto sería injusto y de mal gusto, considerando que Jesús estaba visitando a las dos. ¿Qué entendemos de la respuesta de Jesús? Numerosos comentaristas bíblicos ven en Marta y María representantes de dos acciones de la vida cristiana, la oración y el trabajo. El cristiano no puede vivir sin la oración. Y, a la vez, tiene que trabajar como cualquier otra persona para ganar el pan de cada día. También en la vida estrictamente de Iglesia, es importante la oración y el trabajo pastoral. Pues, ¿es que una cosa es más importante que la otra? ¿Será que María es más importante que Marta? Esta pregunta está fuera de lugar. No se trata de una cosa contra la otra. No se trata de elegir una cosa y no la otra.
Jesús nos indica que nuestra actividad tiene que ser iluminada por la oración. Nuestro trabajo pastoral tiene que nacer de la escucha atenta de Jesús. Antes de “hacer cosas” tenemos que impregnarnos de la Palabra de Dios. Es la manera de evitar caer en el activismo. Haríamos muchas cosas, nos llenaríamos de actividades, no tendríamos tiempo para nada, nuestras parroquias brillarían con las actividades y los grupos que se juntan. Si no encontramos el tiempo para escuchar a Jesús, para orar, para saborear la Palabra de Dios, para discernir lo que el Señor quiere, sería todo puro activismo. Es importante encontrar tiempo para orar en nuestra vida. Tenemos muchas cosas que hacer, debemos procurar el tiempo también para la oración. Es importante tener un tiempo de intimidad con Jesús.
Pues, podemos decir: Marta y María juntas. ¡A Marta le faltaba María!